Predicar es ofrecer lo positivo, lo bueno, lo esperanzador que existe más allá de lo negativo que experimentamos en nosotros y en los demás. Es ofrecer la Buena Noticia, el Evangelio. Desde la actitud humilde del que siempre es buscador, peregrino de la verdad, no dueño de ella.
Estamos llamados a la bondad y la belleza. Predicar es, sin negar la realidad, trascenderla y ofrecer lo que la fundamenta. Tomando conciencia de que somos personas habitadas por Dios.